¿VOCACIÓN O DESTINO?
¿Vocación o destino?
Desde que era pequeña he sentido una conexión especial con los más pequeños. Su capacidad para entender y ver el mundo, su sinceridad y su talento infinito de aprender me inspiran profundamente.
Me gusta escucharlos, entender su pensamiento y acompañarlos en su desarrollo pleno. Siento que tengo la paciencia, la empatía y la creatividad necesarias y suficientes para poder guiarlos en sus primeros pasos educativos y afectivos para poder conseguir su mejor versión, ya que considero que son los más importantes de sus vidas, pues en esta etapa, aun no tienen una personalidad definida y estamos tratando con personas vulnerables, y de nosotros en cierta parte, su felicidad.
Gracias a la realización del grado superior, tuve la oportunidad de realizar prácticas en un centro educativo, y fue allí donde confirmé que esto es lo que realmente me apasiona y por lo que, me anime a continuar con mi formación para llegar a ser maestra. Por lo que estudiar magisterio no es una decisión que haya tomado a la ligera o al azar, sino que es respuesta a una vocación muy clara. Creo en la importancia de una educación de calidad desde los primeros años de vida de los niños y quiero poder ser parte de esa etapa tan importante de sus vidas.
En cuánto a lo afectivo, me gustaría formarme para ser una maestra cercana, responsable y comprometida con mi trabajo, que deje huella no solo en el conocimiento, sino también en el corazón de los niños.
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