CONCLUSIÓN FINAL
A lo largo de esta asignatura, Educación y Sociedad, hemos tenido la oportunidad de mirar la educación desde una perspectiva más amplia y crítica, comprendiendo que la escuela no es una burbuja aislada, sino un reflejo —y a la vez motor— de la sociedad en la que vivimos. Hemos explorado temas tan diversos como la pobreza infantil, el papel de las familias en la educación, el impacto de la desigualdad social, la importancia del tutor, las comunidades de aprendizaje y la escuela como espacio de transformación.
Gracias a lecturas, debates y trabajos compartidos, hemos tomado conciencia de que educar no es solo enseñar contenidos, sino también generar vínculos, romper barreras, detectar desigualdades y construir un entorno justo y accesible para todos. En cada actividad, descubrimos cómo la mirada del futuro docente debe estar cargada de empatía, compromiso y sensibilidad hacia la diversidad del alumnado y sus contextos.
Como futuras maestras y maestros, salimos de esta asignatura con una idea clara: la educación no puede cambiar el mundo por sí sola, pero sí puede cambiar a las personas que lo transformarán. Y eso empieza en cada aula, cada conversación con las familias, cada gesto de escucha, cada decisión pedagógica.
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